Versión del líder social y ambiental de Orocué, Casanare, Carlos Adolfo Guío Cisneros, conocido como Fernando Guío en la radio.
El señor Carlos, relata los acontecimientos que sucedieron el día domingo 30 de octubre en la noche, cuando fue dado por desaparecido y se temió por su integridad, haciendo un llamado para que regresara sano y salvo al seno de su hogar y comunidad.
Carlos Adolfo dijo: “Acababa de llegar con mi hijo de dar una vuelta en la moto, me encontraba en la parte de afuera de mi vivienda, y pues se me acerca un señor, mostrando cara de preocupación y comentándome que en Piñalito estaba la esposa de él con un bebé, que no había donde quedarse, ni tampoco se conseguía algo de comer y entonces estaba buscando la forma de que alguien le hiciera el favor de irla a recoger y llevarla a Orocué”.
Entonces me pidió el favor si le podía de pronto colaborar; en ese momento lo llamó alguien y puso altavoz, escuché la voz de una mujer que le decía que si ya iban a recogerla, y él le dijo sí ya, parece que un señor me hace el favor. Entonces eso me llenó como poquito de confianza y pensé que de pronto podría colaborar y yo le dije bueno, voy a hacer el favor y me dirigí hacia Piñalito.
Ya iban a ser las 10 de la noche, y la verdad no sospeché nada, pues miré con mucha sinceridad en cuanto a la actitud del señor; y la verdad no fue por llamada si no fue directamente que me abordaron, ahí llegando a mi vivienda.
Entonces salí y ya iba como en el kilómetro 15 cuando vi que la vía estaba completamente sola, no había nada de tráfico; llegando a la curva del km 15, miro que se encienden dos luces y se me vienen encima; eran 2 motos, una un solo conductor y en la otra iban dos; como tratando de presionarme para hacerme salir de la vía, ellos iban en contra vía. Entonces al verme acorralado, me tocó orillarme a mi mano derecha y frenar; me caigo con la moto y uno de ellos se baja, el parrillero, yo llevaba el casco y se lo tiré a la persona que se vino encima.
Al comienzo yo no me imaginé nada malo, solo pensé que era que pronto se había ocupado del carril que no debía, pero se me viene encima, yo le tiré el casco porque ya lo vi que venía como con una arma; escuché que uno de ellos le grita al otro : no le haga nada, es para que parezca que fue un accidente. Ahí ya la cosa es en palabras mayores. Me lancé a mano izquierda, yo me levanté y salí corriendo hacia la sabana, ellos dieron la vuelta para alumbrar y ver hacia donde yo me escapé y uno de ellos le gritaba: cójanlo, cójanlo ¡¡ corrí sin parar casi 15 minutos hasta donde me aguantó el físico y ahí seguí caminando y caminando por aproximadamente 3 horas en la noche, hasta que el cansancio me venció y me senté por allá; quedé desorientado, desubicado, totalmente perdido toda la noche, pues traumatizado también; tenía esos nervios de punta sentía que me seguían persiguiendo y así sucesivamente, definitivamente una cosa es contar y otra cosa es vivir ese momento.
Me acerqué a una casa en una finca y me comuniqué con las autoridades quienes fueron por mi.
Yo vengo haciendo trabajo social y la lucha por la defensa de los derechos humanos de la gente de Orocué. Hemos hecho protestas, hemos ido en son de protesta pidiéndole al gobierno nacional, para el pavimento de la vía hacia Orocué en el 2019; nos fuimos a pie para Bogotá, 15 días caminando y a raíz de eso que investigamos, averiguamos sobre temas de recursos que han enviado para la vía en Orocué.
Se sabe que han invertido dinero pero no se ven reflejados por ninguna parte, no se ven los resultados. Entonces empezaron las amenazas, que a mí no me están robando nada, que no me pusiera a meterme en lo que no me interesaba, qué esa plata es del Gobierno, entonces a mí no me importaba, que a mí no me están haciendo ningún daño, que pensara en mis hijos y y que me quedara quieto más bien y que no me buscara una matada fácil, así sucesivamente; entonces empezaron a llegarme hombres armados a la casa y fue cuando me tocó salir en el año 2000. Yo no voy a seguir en Orocué, viajaré para la capital y saldré del país.
