Así lo señala un estudio publicado en la revista Nature Communications, en el que lanzan una advertencia: el 40% de la Amazonía puede convertirse en sabana.
Una de las principales razones por las que esto puede suceder es porque ese 40% del bosque está recibiendo una menor cantidad de lluvias. Como le explicó a The Guardian Arie Staal, autor principal del estudio, los bosques crean su propia lluvia pero si se pierden grandes áreas de selva, los niveles de precipitación bajan y las condiciones secas hacen que sea más difícil recuperarse. Aunque es un proceso que aún puede tardar décadas, una vez esté en marcha, será muy difícil de revertir. Será un punto de no retorno.
A medida que las selvas se contraen hay menos precipitaciones y esto causa más sequía, más incendios y una pérdida de la selva. En su análisis, los autores simularon varios escenarios. En uno de ellos analizaron lo que sucedería si las emisiones de gases de efecto invernadero siguieran aumentando. En caso de que eso pase, apuntan, la capacidad de los bosques para volver a crecer sería mucho más reducida, lo cual empeoraría el futuro de estos ecosistemas.