El tribunal de París dictaminó que hubo un «pacto de corrupción» entre el mandatario de 66 años, su abogado habitual Thierry Herzog y el exmagistrado Gilbert Azibert, que fueron condenados a la misma pena.
Sarkozy era investigado de haber intentado corromper, junto con Herzog, a Azibert, cuando éste era juez del Tribunal Supremo.
Según la acusación, el exmandatario buscaba obtener informaciones cubiertas por el secreto profesional e influir en las diligencias abiertas ante la alta jurisdicción relacionada con el denominado caso Bettencourt, sobreseído a finales de 2013.
A cambio, habría ofrecido a Azibert su ayuda para obtener un puesto de prestigio al que éste aspiraba en Mónaco, aunque nunca lo obtuvo.
Sarkozy, que se retiró de la política en 2016 , rechazó las acusaciones y ante el tribunal afirmó que «nunca cometió el más mínimo acto de corrupción».
Este juicio es inédito ya que Sarkozy, de 66 años, es el primer expresidente de Francia desde la instauración de la Quinta República (1958) en sentarse físicamente en el banquillo de los acusados